viernes, 25 de marzo de 2011

El sentido de los sueños

A veces fantaseas con una vida mejor, más divertida, más sabia, más aventurera, más plena. E imaginas cómo debería ser cada momento, sintiendo como se dibuja una sonrisa en tu rostro y la expedición de alguna que otra lágrima de emoción cosquilleándote las mejillas.

Esperas y esperas, e incluso te atreves a buscar. Sales, observas, escuchas, hueles, rastreas lo que piensas que puede ser una pista. Te diriges hacia ella con el ansia quemándote las plantas de los pies. Te ilusionas viendo lo que crees que puede ser la consecución de un sueño que con el tiempo casi habías abandonado. Ves una lucecilla que parece que te llama por tu nombre, te grita "¡aquí estoy! ¡yo soy lo que buscabas!", y cuando llegas, la tocas y la saboreas... nada. No hay una explosión en tu interior, la tierra no vibra, ninguna orquesta deleita tus oídos... Vacío.

Los sueños dirigen nuestros pasos en ocasiones, les muestran el camino, los apresuran por inercia. Sin embargo, cuando ya nuestras botas están desgastadas de trepar por escarpadas montañas y la cima es conquistada, los sueños pierden su razón de ser... y nos obcecamos en buscar otros nuevos.

Y mientras unos sueños se cumplen, otros se resisten. Se alejan de ti dándote la espalda. Se burlan y juegan al escondite sin tú haber firmado tu acuerdo con sus condiciones. Se escapan y arrojan oscuridad que te hace perder el rumbo, a no ser que tengas guardado en tu bolsillo un socorrido paquete de cerillas con el que prender una antorcha. Cuando se vuelven a hacer visibles, allá a lo lejos, les gritas pidiéndoles una tregua, les pides que muten en algo más facilón, más cercano, más posible. Acceden reduciendo las distancias... para volver a alejarse a la mínima de cambio. Te frustras, maldices, blasfemas, chillas y lloras... pero no sirve de nada porque los sueños no tienen piedad ni compasión. Se ríen de ti mientras coquetean con otrxs a lxs que seduce con esa dulce sonrisa que augura plenitud.

Y en el fondo, los sueños son esto. Hoy es un sueño de ayer. La vida vivida supera con creces la soñada. Si mandas a la mierda los sueños la vida tiene sabor, color y te acaricia haciéndote estremecer. Te hace el amor fundiéndote en un continuo éxtasis. Te hace ser consciente de quién eres y de lo que puedes dar de ti. La vida te hace vivir.

1 comentario:

  1. Me siento bien leyendo tus reflexiones y me alegro de leer ésto. Bico y apertas.

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