lunes, 26 de marzo de 2012

La fiera liberada

El sol y las nubes coquetean en el cielo salpicando con su lascivia los cuerpos de las bestias. Brota la vida allá donde tus ojos se posen, y me invita a formar parte de esa explosión de placer que supone formar parte del todo. La luna gime silenciosa de noche, envolviendo a lxs amantes en una bruma de pasión.

¿Es posible contener a la primavera? ¿Se puede detener su fiero avance? ¿Es viable impedir que te toque con su desenfreno y te transforme en su alocado vástago? El pudor y la prudencia son los eslabones de las cadenas que se ciernen sobre nuestros cuellos para retenernos frente a la implacable tempestad de la estación florida... pero cada poro de nuestra piel exhala líbido.

Tus labios callan mientras tus ojos hablan de enloquecer. Se siente tu calor y la cadena que te aprisiona amenaza con fundirse para liberar la pasión contenida en un cuerpo incapaz de controlarla. La distancia no es suficiente para impedir sentirte, y el viento transporta tu tacto para acariciar mi cuerpo. Caigo de rodillas y pido clemencia... la tentación es demasiado fuerte y siento que no podré resistirla.

Me rindo a la fantasía y mi sangre se torna lava. Tus manos se funden en mi espalda, mi vientre y mis muslos, transformando en misterio el lugar donde acabo yo y empiezas tú. Tu aliento abrasa mi cuello y agita mi pelo, derritiendo cualquier resistencia que me impida entregarme a ti. Destrozo mi bozal con afilados colmillos y aúllo tu nombre a la luna, que, cómplice, nos observa desde su lecho de estrellas.