domingo, 6 de octubre de 2013

Escupiendo la ira

La rabia se atasca en cada músculo y se entretiene en un incesante rechinar de dientes. Martillea el cráneo, punza los ojos y desgarra intestinos a su paso. El significado de autocontrol cada vez se esconde más en el diccionario, y el impulso de gritar, mutilar y degollar es cada vez más irrefrenable.

Alimento escenas paralelas en las que tu cabeza rueda por el suelo empapada en sangre, y tu sonrisa se esfuma para dejar paso a una gratificante expresión de terror. No necesito fuego, ni katanas, ni sacacorchos. Con garras y dientes hago jirones tu cuerpo, ignorando cualquier intento de resistencia que te esfuerces en mostrar. Arranco piel, desgarro carne, rompo huesos... El sonido de tu muerte es la mejor nana para mis oídos, y tu sangre la mejor loción para mi desnutrida piel.

Grita, grita todo lo que quieras que no encontrarás piedad. Te aplasto bajo mis pies descalzos, que para esto las botas me sobran. Te exprimo la vida, como a una naranja su jugo... y se te escapa lejos entre aullidos de dolor. Qué tierna escena...


No puedo dejar de reir mientras estampo tu cabeza contra el suelo, siendo cada vez más difícil reconocer tu rostro. Intenta balbucear algo entre dientes rotos a ver si puedes! Atrévete a desafiarme ahora que conoces el alcance de mi ira! ¿Decías algo? No consigo traducir ninguna palabra entre tanto llanto cobarde. Puedes suplicar todo lo que quieras, incluso arrepentirte en un desesperado ataque de debilidad, que mis oídos hoy están sordos a cualquier otra cosa que no sea la sed de sangre de mi guerrera.

Ahora no eres nada. Sólo un charco nauseabundo de grumos sanguinolentos y astillas diminutas. Me duele todo el cuerpo de convertirte en la mierda que eres, pero volvería a hacerlo aún teniendo los brazos reventados y los dientes desgastados. La vida es demasiado para ti, y mi afán de justicia te la arrebatará cada vez que tu cínico rostro esboce una sonrisa...

Vuelvo a mi sofá, con los cojines descolocados, la manta tirada por el suelo y el ordenador descansando intacto sobre los muslos. Todas las teclas siguen en su sitio a pesar de haber recibido a mis sádicos dedos en un intento de liberar la frustración que me supone saberte con vida. Pero no... lejos de habitar el Hades que tan adaptado contexto supondría para tus oscuras intenciones, sigues por el mundo de lxs vivxs jodiendo a quien estremece el pedestal sobre el que te yergues. Has tenido suerte... mi violencia sólo se manifiesta a través de las letras... de momento...