viernes, 25 de marzo de 2011

Escapando de la realidad

Pues sí, otra vez me he dejado llevar. Ya es tarde, ya cai en la trampa que yo misma confeccioné. Ya no hay vuelta atrás, ya estoy presa en tu bello mundo y no puedo regresar...

Siempre suena el despertador, siempre la cotidianidad me arranca de mis sueños y siempre arrastro mis pasos por el mismo camino, cruzándome con la misma gente y llegando al mismo sitio en el que mis expectativas ya están agotadas.

Apago la realidad y enciendo la fantasía, dejándome atrapar por tu lírica. Ya no es asfalto lo que piso, ni tampoco cláxones lo que oigo, ni humo lo que huelo. Me encuentro completamente transportada al paraíso que ideaste para mí y de nuevo brota la vida en mi interior. No hay nada imposible, todo se puede, mereció la pena haber nacido. Me muevo, disfruto, te contemplo maravillada. Incluso podría llegar a decir que soy feliz, que no me da miedo caerme, que puedo atreverme, que puedo entregarme a mis deseos...

Pero siempre hay un momento en el que todo se acaba. Din Dun Din... Próxima estación: Plaza Elíptica. Una masa de personas se mueve empujándome en su misma dirección. La música del hombre que toca el organillo aporta la nota cómica a la escena. Carentes de libre albedrío, parece que una fuerza externa nos conduce al siguiente andén, autómatas del capital ajenxs a nuestro propio latir. La vida es muy triste un miércoles por la mañana.

Atrapada en un bucle temporal, ¿dónde está la chispa de la vida? Esto es un continuo deja vù y se me acaba el combustible para seguir caminando. A duras penas logro sonreir, ese imperativo permanente en mi guión. Realmente deseo romper la ventana con mis doloridos alaridos y escapar por ella, echarme a volar y refugiarme en mi mundo.

Reinando ya la luna en los cielos, corro a mi madriguera deseando descansar. Estoy harta de esta mierda y no quiero más. Pero antes, quiero volver a viajar... Y ya estoy allí, con el corazón expandido, amando la vida y embriagándome con su belleza, sintiendo las cosquillas que me propicia su brisa y sonriendo mi alma. No necesito más luz que la de esta bella luna, ni más soporte que el de estas raíces. No necesito más. Me paseo por ese mundo, camino sobre un romántico lago que aparece de la nada para limpiar mis pies, aúllo con lxs lobxs, cabalgo sin montura una mágica yegua y me enfrasco en una apaciguadora conversación con los árboles. Me reviven y me ayudan a conciliar el sueño...

Ya no sé qué es real y qué es irreal. Viajar tan largas distancias me produce mareos y pierdo la perspectiva... me pierdo yo, en algún lugar entre ambos mundos. ¿O quizás es el mismo mundo? Quisiera pensar que sí, que con un chascar de dedos podré acariciar la magia y alimentarme de sus hechizos. Pero...

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